La boa constrictora (Boa constrictor),:
conocida también como jibóia y lampalagua en América Latina, macajuel en Trinidad y Tobago,[1] es una especie de serpiente de la familia de las Boidae.
Es una boa nativa de América, desde Argentina hasta el norte de México. Solo la subespecie Boa constrictor constrictor posee el final de su cola de un color rojizo.
Vive en hábitats con poca cantidad de agua, como desiertos y sabana, a la vez que se la puede encontrar en bosques húmedos y terrenos de cultivo. Es un reptil tanto terrestre como arbóreo
Subespecies
Debido a la amplia extensión de terreno que ocupa, las poblaciones de Boa constrictor han adquirido determinadas características físicas específicas de cada región. Normalmente se suelen reconocer 11 subespecies:
- Boa constrictor constrictor
- Boa constrictor imperator
- Boa constrictor occidentalis
- Boa constrictor longicauda
- Boa constrictor ortonii,
- Boa constrictor nebulosus
- Boa constrictor sabogae
- Boa constrictor amarali
- Boa constrictor orophias
- Boa constrictor sigma
- Boa constrictor melanogaster
La más grande es la Boa constrictor constrictor, habiéndose encontrado especímenes de más de 4 m en estado salvaje y caracterizada por el rojo brillante de su cola. La boa albina, conocida como mascota exótica, se incluye dentro de la subespecie Boa constrictor imperator.
Descripción física
Miden entre 0,5 y 4 m, dependiendo de la subespecie y el sexo del animal, siendo las hembras normalmente mayores que los machos. El mayor ejemplar en cautividad es una hembra de 5,5 m de Surinam que se encuentra en el Zoo de San Diego.
Presenta una atractiva coloración que consiste en superficies dorsales de tonos rojizos que quedan dentro de un fondo que puede ser blanco, rosado, marrón o dorado, dependiendo de la subespecie o los cruzamientos llevados a cabo en cautividad. Durante los días próximos a la muda, las serpientes adquieren una piel de color grisáceo poco vistosa y sus ojos se vuelven de color blanco cremoso.
En la naturaleza es raro que vivan más de 20 años, aunque en cautividad pueden alcanzar los 30 con relativa facilidad. En el Jardín Zoológico de Filadelfia se registró el caso de una Boa constrictor que llegó a vivir 40 años 3 meses y 14 días.
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